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Teoría de la Agencia


Las organizaciones funcionan con la forma de subsistemas interconectados que se proponen metas y objetivos iguales, pero seccionados según las capacidades y características de cada subsistema. A pesar de que esta sea la finalidad formal de cada una de estas partes, se encuentran dirigidas por personas que no pueden comprometerse en su totalidad con el objetivo de la organización, pues tienen necesidades más interiorizadas que muchas veces rigen las decisiones que se toman.

Entonces surge la teoría de la agencia, en la que se visualizan las partes contrapuestas que se crean cuando hay un conflicto de poder y control de la organización, así como la explicación del fenómeno y las consecuencias resultantes.

Según la teoría de la agencia, en toda organización se produce una relación entre dos partes involucradas: un principal que posee la autoridad dentro de la organización, pero no puede encargarse por sí solo de todas las actividades que se involucran en su funcionamiento correcto; y el agente, al que el principal le delega autoridad para que actúe en su representación al cumplir con ciertas actividades.

Como explica Yuri Gorbaneff (2001),

La Teoría de la Agencia, junto con la teoría de costes de transacción, propiedad y contrato incompleto, constituye el fundamento de la economía institucional y del enfoque económico a la organización. La TAP afirma que en cualquier interacci6n econ6mica se pueden identificar des partes: el agente y el principal. El agente realiza ciertas acciones por cuenta del principal, el cual necesariamente le debe delegar la autoridad. Como los intereses de agente y principal divergen, el hecho de delegar la autoridad implica que los objetivos del principal quedan realizados no en un 100%. Esta pérdida se denomina la pérdida de la agencia. La teoría específica es el mecanismo a ser utilizado para minimizar la perdida de la agencia.

Esta pérdida que se menciona surge debido a los diferentes intereses del agente y del principal. El agente, la mayor parte del tiempo, es alguien que busca prestigio y ganancia, no se encontrará nunca involucrado con el bien de la empresa en su totalidad, sino que será susceptible a las contingencias o sucesos que le hagan decidir entre él mismo y la empresa.

En la otra mano, el principal, que generalmente estará constituido por los inversionistas, se benefician del bienestar de la empresa porque a través de su desarrollo óptimo y continuo en el tiempo se crea un mayor valor para ellos.

Por ejemplo, se puede crear en la empresa una situación de acción oculta. Esta “surge antes de realizar el trabajo, cuando el agente aconseja al principal el logro de objetivos fáciles de alcanzar para el agente. EI principal se deja guiar par la opinión del experto y comete una ‘selección adversa’ de las metas: adversa a sus propios intereses” (Gorbaneff, 2001).

Para reducir las pérdidas que se pudieran generan como consecuencia de un comportamiento oportunista del agente, existen fuerzas externas que se involucran con alguna frecuencia para arbitrar entre las dos partes y decidir según lo más adecuado para el funcionamiento óptimo de la empresa. Entre estas fuerzas externas se encuentran, por ejemplo, los sistemas formales de control, las auditorías de juntas directivas o las restricciones a los presupuestos.

Según Germán Castaño (1999), “estas fuerzas limitadoras del comportamiento buscan reducir o eliminar el oportunismo del gerente o del cuerpo ejecutivo de la empresas que son gestionadas por personas asalariadas fundamentalmente y tratan de reconciliar mediante incentivos el comportamiento entre principales y agentes de tal forma que haya un mínimo de pérdida residual.”

En este caso, se recupera un poco del control que se cedió al contratar al agente mediante estas fuerzas limitantes, que también funcionan a cambio de un incentivo económico, pero no tienen la capacidad de dañar a la empresa.

Adicionalmente, la empresa también puede ganar control y reducir los riesgos de pérdida al estudiar la relación real en la que encuentra involucrada con el agente, pues, aunque los intereses de este puedan ser habituales, en su relación específica con la empresa pueden surgir alternativas de solución que presenten escenarios de ganar-ganar.

Explicado por Gisela Barrionuevo, Juan Munt y Noelia Arri (2010),

La definición y explicitación de las relaciones de agencia y de los factores que determinan y modifican la conducta de cada uno de los agentes decisores, al momento de optimizar sus funciones, se convierte en una información fundamental para la empresa que ha advertido la heterogeneidad de intereses que conviven en su interior y la posición de desventaja a la que se encuentra sometida en determinadas oportunidades, a la vez que su conocimiento y mayor aproximación permitirán que la firma desarrolle, con mayor eficacia, los instrumentos y mecanismos necesarios para minimizar su posición riesgosa y los costos económicos y no económicos que ésta le genera.           

Al analizar este problema dentro de la organización, se debe considerar los diferentes niveles jerárquicos que se crean en la organización, pues en cada uno de los niveles establecidos puede haber un riesgo latente.

“Es necesario además alinear las actuaciones de gerentes de nivel medio, donde las asimetrías de información pueden ser mayores cuando se considera la distancia existente entre el principal y el agente (gerente general) y segundo agente (gerente de nivel medio); lo que podría implicar mayores coyunturas para conductas oportunistas” (Ganga, Quiroz, & Maluk, 2015).

Adicionalmente, sería posible que el riesgo surja no del agente, sino del principal, especialmente en casos de empresas que han atravesado un proceso de fusión o absorción, donde pueden existir más de un grupo de inversionistas con intereses separados, y que busquen obtener mayor control mediante los agentes existentes. Según Barrionuevo, Munt y Arri (2010), “los conflictos de los inversionistas mayoritarios y minoritarios dentro de las respectivas entidades, sin embargo, no son tantos los trabajos que analizan los problemas de ‘múltiples agentes’, situación que se presenta cuando las organizaciones realizan alianzas estratégicas”.

En conclusión, sabemos que el conflicto entre el principal y el agente, o agentes, se crea por los intereses contrapuestos de cada uno de estos grupos, que son el resultado de la búsqueda de prestigio y ganancia.

Esto se ve agravado porque ambos grupos funcionan solamente con la información a la que tienen acceso, y podrían encontrarse excluidos de los conocimientos e inteligencia del grupo opuesto, con lo que se genera mayor desconfianza.

En la necesidad de controlar esta situación, cualquiera de estos grupos puede verse llevado a asumir niveles de riesgo mayores, con posibles pérdidas más graves, por lo que el conflicto entre principal y agente se acrecenta.

En cuanto a una posible solución para este problema, se consideraría lo que mencionan Mackenzie, Buitrago, Giraldo, Parra y Valencia (2013): “la teoría del P-A plantea el problema asociado con los costos de información asimétrica y el riesgo moral, que hace ineficiente el intercambio entre un individuo llamado agente y otro denominado principal, y no permite coordinar los intereses y la maximización de las funciones de utilidad o bienestar de los individuos que cumplen las funciones de agente y principal”.

Entonces, la comunicación efectiva y eficiente podría ser una solución viable al problema de información asimétrica que se genera en la organización, y a través de ella se reduciría el riesgo moral (información y acciones ocultas), la desconfianza y la falta de transparencia que, a mí parecer, son los principales factores de riesgo presentes en la teoría de la agencia dentro de una organización.

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